Detalle de la portada del cómic de los Yayoflautas, obra de Andrea Lucio.

Chaleco Amarillo, un símbolo ‘yayoflauta’


TONI AYALA (textos) / IAIOFLAUTAS – ANDREA LUCIO (IMAGEN)

La sucesión de protestas en Francia, especialmente, en París, de los llamados chalecos amarillos ha vuelto a poner este indumento en la primera línea de la actualidad informativa. Pero, ¿por qué se utiliza esta prenda como símbolo identificativo de los manifestantes? Y, aún más, ¿por qué algo que nació como una obligación se ha transformado en un símbolo de desobediencia ante el poder? ¿Se ha convertido el chaleco amarillo en la antinorma de la norma o bien en la norma de la antinorma?

El chaleco reflectante amarillo se ha venido asociando habitualmente a la seguridad vial o a la seguridad laboral. Lo llevan, por ejemplo, los empleados públicos, como los policías, así como los barrenderos o los obreros. Tanto es así que, por ejemplo, es una pieza básica y obligatoria del kit de accidentes de cualquier conductor. En España es imperativo tenerlo en el vehículo desde el año 2004, igual que en Italia, los dos primeros países europeos en instaurarlo.

Multa por no llevar el chaleco

En Francia, donde ahora está de moda, el chaleco amarillo no se instauró hasta cuatro años más tarde, en 2008. Y la ironía es que las autoridades francesas multan con entre 22 y 90 euros a los conductores que no hagan uso del chaleco. Y son, precisamente, los conductores quienes empezaron esta nueva lucha al protestar -con los chalecos amarillos puestos- en contra de la subida de impuestos sobre el carburante.

Pero, el chalequismo amarillo como elemento visible de una protesta ciudadana no es un invento de los franceses, aunque éstos sí que dieran ejemplo muchos años atrás con la Revolución Francesa. No, en esta ocasión, los chalecos amarillos nos trasladan al 15 de Mayo, pero no de 1968 en París, sino al 15 de Mayo de 2011 en Madrid y Barcelona, es decir, al origen del movimiento del 15M.

Si concretamos aún más, nos tenemos que situar en Barcelona, donde los jubilados se unieron dando lugar a los llamados Yayoflautas, quienes eran visibles en sus protestas por sus chalecos amarillos.

De hecho, cuando recogieron el Premi Solidaritat 2016 en el Parlament de Catalunya, todos llevaban puesto su inseparable chaleco amarillo, con lemas como “No a los recortes en los servicios públicos”. Y, cuando editaron su cómic, obra de los Iaioflautas y Andrea Lucio, en la portada se podía ver a tres personajes con el pertinente chaleco amarillo, la imagen que ilustra este artículo.

Stéphane Hessel, el gran ‘influencer’ del siglo XXI

Quizás Stéphane Hessel, autor del libro ¡Indignaos! (2010), haya sido el gran influencer de la primera mitad del siglo XXI. Después de él, no solo se han visto chalecos amarillos en España a raíz del 15M, sino también en los países árabes durante la llamada Primavera Árabe. 

En la última década, los chalecos amarillos han estado presentes en protestas contra los desahucios, en las manifestaciones contra el machismo, en los gritos de la juventud contra la precariedad o en la reclamación de unas pensiones dignas. Y en un largo etcétera de focos de indignación.

Incluso el amarillo por sí solo es un color con un significado especial para diversos movimientos, aunque este tema da para otro artículo. De momento, parece que lo de ponerse el chaleco va para largo, sobre todo, si atendemos a las palabras de Hessel: “Nuestra ira contra la injusticia sigue intacta“.