Policías en la plaza de la Palmera durante la Intifada del Besòs

Modelo Barcelona de lucha social


TONI AYALA (textos)

Barcelona es una ciudad cosmopolita, que rivaliza con las grandes capitales del mundo en el reparto de caramelos tan dulces como el turismo, los congresos y ferias o la organización de grandes eventos deportivos y culturales. 

La llamada Marca Barcelona, forjada sobre todo a raíz de los Juegos Olímpicos de 1992, se ha cimentado a lo largo de los años a base de la proyección de una imagen exterior basada en el dinamismo económico, la acogida, las oportunidades de negocio e inversión y la promoción de los grandes atractivos turísticos, con eslóganes como ‘Barcelona, la millor botiga del món’. Pero, claro, querer convertirse en la ‘mejor tienda del mundo’ tiene sus consecuencias, básicamente, entre la población local más necesitada.

La aparición de fenómenos de incivismo, mobbing inmobiliario, incremento de precios o sobre oferta turística son algunos de los efectos sobre los vecinos de Barcelona como consecuencia del éxito de la Marca Barcelona.

Son unas consecuencias que aún hoy se arrastran y esta Marca Barcelona ha conllevado consigo, también, un Modelo Barcelona de lucha social.

Siglo XXI convulso

Barcelona ha estado, desde principios de este siglo XXI, en el ojo del huracán de todos los grandes movimientos sociales, tanto locales como internacionales. La ciudad ha sido una de las grandes capitales okupas del mundo, así como epicentro de las protestas antiglobalización.

Aquí se inició el movimiento de los Papeles para Todos, con el encierro de los inmigrantes sin papeles en las iglesias. En Barcelona se han dado las principales protestas de estudiantes y algunas de las manifestaciones por la paz (o contra la guerra o contra el terrorismo) o a favor de los refugiados más importantes del mundo. 

En febrero de 2003, entre 350.000 i 1,5 millones de personas, según las fuentes, se manifestaron en Barcelona contra la Guerra de Irak. En febrero de 2017, entre 160.000 y 500.000 personas recorrieron las calles de la ciudad para reclamar la acogida de los refugiados, en la que fue la mayor muestra de apoyo a este colectivo de toda Europa.

Al mismo tiempo, este Modelo Barcelona de lucha social también se ha llevado al campo de las reivindicaciones identitarias de los catalanes, con las sucesivas manifestaciones multitudinarias de la Diada del 11 de Setembre.

Buena parte de la raíz de este Modelo Barcelona de lucha social proviene de la oposición en las calles al Franquismo, pero, también, a la tradición de la lucha de los barrios obreros contra la precariedad y el urbanismo de las elites políticas y económicas. Y fue, precisamente, en torno al desarrollismo de los Juegos Olímpicos cuando se registró, por ejemplo, uno de los episodios más significativos y quizás más silenciados por la Historia: la ‘intifada del Besòs’. 

La ‘intifada del Besòs’

Efectivamente, a finales de octubre de 1990, todo un barrio de Sant Adrià de Besòs, en la frontera con Barcelona, se alzó contra el poder para defender su derecho a tener equipamientos públicos. Aquello se convirtió en una batalla campal, con una acción policial sin precedentes y una resistencia vecinal numantina. Heridos, destrozos… Pero, al final, los vecinos consiguieron evitar que los políticos que aprobaban planes urbanísticos sin tenerles en cuenta se salieran con la suya. 

A partir del año 2000, mientras Barcelona aún lamía las mieles del éxito olímpico, en paralelo, también se convertía en el gran centro de las luchas sociales y de los movimientos que ponían en duda el Sistema. En este tiempo, la relación entre los políticos y la ciudadanía, con las fuerzas policiales en medio, no ha estado exenta de tensiones. 

A pocos días de que se celebre un Consejo de Ministros del 21D en Barcelona, donde se especula sobre posibles tensiones en la calle y choques con la Policía, quizás conviene recordar que la capital catalana ha sido escenario de al menos seis episodios de alta tensión desde que estrenamos el siglo XXI. Por lo tanto, la noticia es que quizás puede que no haya noticia.

2001 – Junio – Movimiento Antiglobalización

Barcelona se convirtió ni más ni menos que en la capital de las protestas contra el Banco Mundial. Las manifestaciones contra este organismo tuvieron lugar entre los días 22 y 27 de junio. Una de las protestas llegó a congregar a 30.000 personas, que marcharon desde los Jardinets de Gracia pasando por Passeig de Gràcia hasta llegar a la Plaça de Catalunya. Al final del recorrido, la Policía cargó contra los manifestantes, detuvo a 22 personas y hubo unos 50 heridos. 

El Banco Mundial tenía previsto celebrar la Annual World Bank Conference on Development Economics (ABCDE) en Barcelona durante los días 25, 26 y 27 de junio, pero, ante las movilizaciones del movimiento antiglobalización, el encuentro se canceló y se realizó mediante videoconferencia.

Un total de 72 organizaciones se querellaron contra la Delegada del Gobierno en Cataluña y la Policía por la actuación policial, acusándoles de utilizar agentes infiltrados para provocar daños y de ejercer una represión desproporcionada. La querella fue archivada en enero de 2002. La policía, por su parte, presentó cargos contra 22 personas.

Durante una de las manifestaciones, docenas de personas realizaron pintadas, rompieron escaparates, señales de tráfico, mobiliario urbano y atacaron centros oficiales a pesar de las fuertes medidas de seguridad. Estas acciones violentas se produjeron durante la manifestación que, bajo lemas como Otro mundo es posible y Globalicemos la independencia, había convocado la Plataforma Antiglobalización con el apoyo de sindicatos, partidos de izquierdas y movimientos anarquistas y pacifistas.

2005 – Noviembre – Cumbre Euromediterránea

Barcelona se empeñaba, a nivel institucional, en acoger grandes eventos internacionales. Así fue como los movimientos antiglobalización se volvieron a movilizar para protestar contra la Cumbre Euromediterránea de 27 y 28 de noviembre en Barcelona.

Ante la presencia de numerosos jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, la ciudad se volvió a blindar policialmente, mientras la ciudadanía extendía el lema unitario de No al Mediterráneo del capital y la guerra.

Precisamente, esta campaña denunciaba el “fracaso” de los objetivos establecidos en la llamada Declaración de Barcelona (1995).

2009 – Abril – Plan Bolonia

Unos 5.000 estudiantes, según fuentes del Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC), y 2.000, según la Guardia Urbana, se  manifestaron por el centro de Barcelona en protesta por el desalojo de 53 compañeros de la Universidad de Barcelona y contra el llamado Plan Bolonia.

El hecho de que en Catalunya los estudiantes paguen tasas muy elevadas por los estudios universitarios, entre otras razones, siempre ha sido caldo de cultivo para que los jóvenes lideren las protestas del sector desde Barcelona. 

Aquella noche de abril de 2009 se produjo una batalla campal entre estudiantes antiBolonia y los Mossos d’Esquadra en el centro de Barcelona, que se saldó con 57 heridos, de los que 35 eran agentes de la policía catalana, y entre los que había también algunos fotógrafos que cubrían en primera línea los disturbios. 

A la vista de los incidentes, la Comisión de Defensa de los Derechos de la Persona del Colegio de Abogados de Barcelona y la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona denunciaron la “violencia extrema, propia de otras épocas e intolerable en un sistema democrático” empleada por los Mossos d’Esquadra. Por ello, advirtieron de que la actuación policial fue “desproporcionada”.

2011 – Mayo – Desalojo del 15-M de la Plaça de Catalunya

Dos años después, se produjo otro episodio polémico. La carga policial del 27 de mayo de 2011 para desalojar a unos 300 indignados que estaban acampados en la Plaça de Catalunya. La actuación policial dio la vuelta al mundo y provocó un alud de críticas contra el Departament d’Interior. Se saldó con 120 heridos -37 de ellos policías- y revitalizó las protestas del 15-M en Barcelona. 

Un juez investigó si los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana habían vulnerado los derechos de los indignados. El principal proceso por las cargas policiales fue archivado. 

Sin embargo, una denuncia siguió adelante y, dos años y medio después, se celebró el juicio de faltas contra un subispector acusado de golpear con la porra al periodista y posteriormente diputado de las CUP David Fernàndez, que también explicó que recibió una patada.

2011 – Junio- Asedio del 15-M al Parlament

El 15 de junio de 2011, más de 3.000 indignados del movimiento 15-M rodearon el Parlament de Catalunya para tratar de impedir el acceso de los diputados a la Cambra catalana, donde se iniciaba el debate para aprobar los primeros presupuestos del Gobierno de Artur Mas, quien consiguió sacarlos adelante con el respaldo del PP. 

La imagen del presidente de la Generalitat, Artur Mas, y de la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, llegando en un helicóptero de los Mossos d’Esquadra a la sede parlamentaria, fue inédita. Además, más de una treintena de diputados tuvieron que refugiarse en una comisaría de la Guardia Urbana próxima a la Estació del Nord a la espera de que pudieran trasladarles al Parlament en furgonetas blindadas. 

Los Mossos cargaron contra los manifestantes y realizaron varias detenciones. Pero, la cosa no acabó ahí, sino que el Parlament pidió tres años de cárcel para 20 de los manifestantes que participaron en el asedio al considerar que cometieron un delito contra las instituciones del Estado impidiendo la entrada de parlamentarios. 

La Generalitat pidió la misma pena para cuatro de ellos. Ambas instituciones, que actuaron como acusación particular, consideraban que los acusados retrasaron la entrada de los diputados y obligaron a modificar el orden del día, pese a que finalmente pudieron acceder y se pudo celebrar el pleno previsto.

En 2014, la Audiencia Nacional absolvió a 19 de los 20 acusados, lo que provocó la indignación de la Fiscalía y la Generalitat. El ministerio público, el Gobierno de CiU y la Cámara recurrieron el fallo y, en marzo de 2015, el Supremo anuló la sentencia y condenó a ocho de ellos a tres años de cárcel por un delito contra las instituciones del Estado. 

Según los magistrados del Tribunal Supremo, “paralizar el trabajo ordinario del órgano legislativo supone afectar no ya el derecho fundamental de participación política de los representantes políticos y, en general, de los ciudadanos catalanes, sino atacar los valores superiores del orden democrático”.

2017 – Octubre – Referéndum de independencia

El ministro del Interior gastó cerca de 87 millones de euros a causa del desplazamiento de hasta 6.000 policías nacionales y guardias civiles a Catalunya para impedir la celebración del referéndum de independencia del 1 de Octubre, suspendido por el Tribunal Constitucional.

La llamada Operación Copérnico, desplegada entre septiembre y diciembre de 2017, costó una millonada en gastos de alojamiento, manutención, desplazamientos, dietas y productividades. 

Barcelona fue, otra vez, otro de los epicentros de una actuación policial que se saldó, el día de las votaciones del 1 de Octubre, con 893 civiles atendidos por el Sistema de Emergencias Médicas, según el Govern de la Generalitat.​

La mayoría de los heridos era de carácter leve, aunque cuatro personas requirieron hospitalización, dos de ellas por su gravedad. El juez que investigó el caso por la denuncia presentada por la Generalidad estableció en 130 el número de heridos por las cargas policiales.

A su vez, según el Ministerio del Interior, 431 agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil resultaron heridos, la mayoría por contusiones, arañazos, patadas o mordiscos propinados por los manifestantes.

ADN de la ciudad

Desde el principio de este siglo XXI, Barcelona ha sido escenario de las principales protestas sociales que, seguramente, han cambiado políticas y han modificado el curso de la Historia no solo de la ciudad, sino también de Catalunya, España e, incluso, del mundo. 

– Tras 47 días de encierros y protestas, el movimiento de Papeles para Todos consiguió entrar en la agenda política del Gobierno español que, al final, accedió a una regularización generalizada de inmigrantes.

– Tras el desalojo de los indignados del 15-M de la Plaça de Catalunya y del asedio al Parlament, el movimiento siguió de la mano de nuevos partidos políticos y con otras iniciativas ciudadanas ya en marcha, como los Yayoflautas o la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Pero, lo más significativo es que hoy aquel 15-M está institucionalizado, pues tiene diputados en el Parlament e incluso ha gobernado en la última legislatura la ciudad de Barcelona.

– Tras los movimientos okupas y antiglobalización se ha llegado a transformar la concepción del problema de vivienda que tiene Barcelona, donde, entre otras cosas, se ha impulsado recientemente que el 30% de la superficie de las nuevas construcciones se dedique a vivienda social. Y, tras la crisis económica y los casos de corrupción a nivel local y global, ha quedado en evidencia -y se intenta impulsar- otra forma de entender las relaciones económicas mundiales. Hoy, Barcelona, por ejemplo, es una de las capitales de la economía colaborativa y solidaria.

– La última incógnita es saber qué pasará finalmente tras el 1 de Octubre y las manifestaciones multitudinarias de la Diada en Barcelona a nivel de las relaciones Catalunya – España, con la capital catalana como epicentro de este tablero, como lo demuestra el próximo Consejo de Ministros del 21-D. 

En cualquier caso, también ha quedado claro que, desde el año 2000, el boom de las redes sociales y el uso generalizado de los smartphones también ha empezado a dibujar un nuevo panorama en este Modelo Barcelona de lucha social, ya que ahora la información fluye con más rapidez, está en manos de todo el mundo y con numerosas pruebas gráficas, al mismo tiempo que hay que ir con cuidado con las llamadas fake news.

Por otra parte, hay otro elemento muy significativo en Barcelona, que es su alto asociacionismo a todos los niveles. Y, al mismo tiempo, el gran peso de las entidades del Tercer Sector en los avances sociales conseguidos en la ciudad.

Por último, a raíz de todas estas luchas ciudadanas, en ocasiones con polémicos encontronazos con las fuerzas policiales, también se han logrado cambios en las actuaciones de la Policía, al menos, a nivel de los Mossos d’Esquadra, con la prohibición de las balas de goma o con la obligatoriedad de llevar bien visible el número de identificación de los agentes antidisturbios.

Sea como sea, el Modelo Barcelona de lucha social sigue bien vivo, con todas sus consecuencias a corto y largo plazo.