Don Quijote carga contra los molinos de viento

Cuatro problemas de familia en Europa


TONI AYALA (textos)

Se trata a Don Quijote como un loco, un lunático capaz de cargar contra los molinos de viento pensando que son gigantes. Pero es bien cierto que en el libro de caballería de Miguel de Cervantes hay muchas enseñanzas, que no han pasado de moda. Algunas de ellas incluso se han incorporado al refranero popular.

Una de las expresiones que aparecen en El Quijote es una verdad como un templo de grande (o, como unos molinos gigantes, como se prefiera): “En todas casas cuecen habas; y en la mía, a calderadas”. Se utiliza mucho para referirse al ámbito familiar, puesto que en todas las familias hay problemas en algún momento. Y, la familia más grande de Europa es la Unión Europea, donde se cumple también ese principio quijotesco.

La UE tiene padres, abuelos, bisabuelos, hermanos, primos, hijos… Tiene de todo. Su árbol genealógico se puede remontar, por ejemplo, hasta 1951, cuando se creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Después vino el Tratado de Roma de 1957, con el objetivo de lograr un “mercado común” que permitiese la libre circulación de personas, mercancías y de capitales. Nació la Comunidad Económica Europea (CEE).

Pero, la familia europea continuó avanzando y creciendo. En 1965, se firma un tratado que fusiona los ejecutivos: se crea la Comisión Europea (CE) y el Consejo de la Unión Europea (CUE). El Tratado de Maastricht o de la Unión Europea se firmó en febrero de 1992 y entró en vigor a partir de 1993.

La familia de la UE no crece a través de matrimonios, sino a través de acuerdos políticos firmados por todas las partes. En 1999, entró en vigor el Tratado de Ámsterdam, que recogía los principios de libertad, democracia y respeto a los derechos humanos, incluyendo explícitamente el principio de desarrollo sostenible. Dos años después se firmó el Tratado de Niza, que entraría en vigor en 2003. Y, el 1 de mayo de 2004, tuvo lugar la mayor ampliación que se ha dado en la Unión Europea, con la entrada de 10 nuevos miembros de Europa oriental: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Malta y Chipre.

Otro paso familiar adelante importante fue la adopción de la moneda única. Unos 343 millones de ciudadanos viven en los 19 países de la eurozona. El nombre de «euro» fue adoptado oficialmente el 16 de diciembre de 1995 en Madrid. El euro se introdujo en los mercados financieros mundiales como una moneda de cuenta el 1 de enero de 1999, reemplazando la antigua Unidad Monetaria Europea (ECU) en una proporción de 1:1.

Pues bien, como en todas las familias, en la Unión Europea también “cuecen habas”. Y, actualmente, hay básicamente cuatro frentes de tensión familiar.

Europa Occidental – Europa Oriental.

Pertenecer a la UE significa, en principio, respetar unas reglas democráticas y de derechos humanos. En este sentido, se han producido tensiones con Estados miembros procedentes del antiguo bloque comunista soviético, que han dado un giro ultra a sus políticas, por ejemplo, respecto a la libre circulación de personas. Pero, también, en su funcionamiento democrático interno.

Quizás el caso más claro haya sido Polonia, que por primera vez obligó a hablar de aplicar el artículo 7.1, la llamada “opción nuclear” y que consiste en la imposición de sanciones y la suspensión del derecho de voto de ese país en las reuniones del bloque comunitario.

La decisión, anunciada en diciembre de 2017, respondía a una serie de reformas judiciales aplicadas por el gobierno del ultranacionalista Partido de Ley y Justicia (PiS, por sus siglas en polaco). Según las autoridades europeas, durante los últimos dos años el gobierno de Polonia había aprobado 13 leyes que permitían al Ejecutivo de ese país “interferir de forma significativa” en el Poder Judicial, afectando con ello a la vigencia del estado de derecho.

Brexit

Es el mayor lío de familia que se ha declarado en la UE. Brexit es una abreviatura de las palabras inglesas Britain (Gran Bretaña) y exit (salida), y es el término empleado para describir la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE). Los británicos se sumaron a la familia del bloque continental, actualmente conformada por 28 países, el 1 de enero de 1973, pero, en junio de 2016, decidieron abandonar la Unión Europea y poner fin a una relación de más de cuatro décadas.

La celebración de un referendo para decidir si Reino Unido debía continuar o no en la UE fue una de las promesas de campaña con las que el entonces primer ministro David Cameron logró la reelección en 2015. Y en la votación, que tuvo lugar el 23 de junio de 2016, un 48,1% de los británicos votó a favor de quedarse en el bloque, pero un 51,8% se pronunció a favor de abandonar la UE. Cameron tuvo que dejar su cargo.

El principal problema que motivó el Brexit fue la inmigración. Entre otras cosas, la pertenencia a la Unión Europea implica la aceptación de las llamadas “cuatro libertades fundamentales”: la libre circulación de trabajadores, mercancías, servicios y capitales. Y el principal argumento de la campaña a favor de la salida fue que con el Brexit los británicos iban a “recuperar el control” sobre sus propios asuntos, en particular sobre sus fronteras, lo que permitiría un mejor control de la migración.

Pero, por ejemplo, este argumento está provocando problemas con los irlandeses del norte y con los escoceses. Es decir, el Brexit se está traduciendo, también, en un embrollo familiar interno en Reino Unido.

Tanto es así que, en principio, Reino Unido debe abandonar la Unión Europea el 29 de marzo de 2019, pero igual se aplaza o, incluso, no se produce, ya que también hay voces que reclaman otro referendo.

España – Bélgica

La crisis de las relaciones entre Catalunya y España ha acabado por generar tensiones con Bélgica e, incluso, con Alemania. Las diferencias entre las decisiones judiciales de los tribunales españoles respecto a los belgas y alemanes han sido notorias, en lo que se refiere a los líderes independentistas catalanes que están en estos momentos viviendo en Bélgica, entre ellos, Carles Puigdemont. A nivel de gobiernos, ha habido tensiones manifiestas entre España y Bélgica.

Italia y Francia

Es el último lío familiar que se ha montada en la familia de la Unión Europea. El Gobierno italiano del Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga están enfrascados en un conflicto diplomático con el presidente francés Emmanuel Macron. Los italianos han decidido dar su apoyo a los chalecos amarillos franceses, cosa que obligó a las autoridades francesas a convocar a la embajadora italiana en Francia, Teresa Castaldo.

 

Entre todas las habas que cuecen entre los miembros de la Familia Europa, es evidente que buena parte de la culpa la tienen los propios Estados miembros, que no han sido capaces de solucionar sus propios problemas internos y que, o bien buscan un enemigo en el exterior, o bien utilizan a otro país ‘familiar’ para intentar tapar sus vergüenzas.

Puede pasar en todas las familias, porque siempre habrá quien quiera ver -y obligar a ver- gigantes donde solo hay molinos de viento.