Nueva vía independentista


TONI AYALA (texto)

Si el independentismo ha ganado tanto terreno en Catalunya en la última década es, en un alto porcentaje, a causa de la poca destreza política demostrada por los sucesivos Gobiernos del PSOE y del PP en Madrid.

Primero, a José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), alias ZP, se le ocurrió decir aquello de que aprobaría el Estatut que surgiera del Parlament, para luego recortarlo (o “cepillárselo”, en Madrid). Para colmo, llegó el PP y lo llevó al Tribunal Constitucional para que lo recortara aún más. Por el medio, la falta de inversiones provocó que, aún hoy, por poner un ejemplo, el servicio de trenes de Rodalies tenga problemas, sin contar el debate de las balances fiscales.

El Gobierno de Mariano Rajoy (PP) no quiso negociar con el president Artur Mas (CiU) un pacto fiscal que, por ejemplo, sí que tienen los vascos. Desde Madrid, se apostó por la vía dura, pese a que el Govern convergente estaba dando ejemplo de cómo se deben aplicar recortes en una crisis económica.

En conclusión, los catalanes sufrían por partida doble.

La desafección y el hartazgo movió a miles y miles y miles de catalanes a salir a la calle cada 11 de Setembre para reivindicarse con motivo de la Diada. Cada vez, más y más y más, incluyendo gente que en su vida había pensado si era o no independentista.

Hubo un primer ensayo de consulta, con el 9-N, y, tiempo después, el referéndum del 1-O, ilegalizado por el Gobierno y la Justicia española. También se produjeron extraños movimientos en el Parlament que confundieron a unos y otros sobre si había o no DUI (Declaración Unilateral de Independencia) y si había o no proclamación de una República catalana.

El resultado ya lo sabemos: líderes del Procés en otros países y una docena sentados en el banquillo de los acusados en el Tribunal Supremo, denunciando un “juicio político” vengativo. Por otro lado, la ultraderecha crece y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, adelanta las elecciones al 28 de abril.

Cuando el tripartito de derechas (PP, Ciudadanos, Vox) se manifestó en la plaza de Colón de Madrid y reunió a 45.000 personas, se interpretó como un fracaso de convocatoria, sobre todo, si se compara con las demostraciones de fuerza independentista de la Diada. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, criticó y aún hoy critica que fue una muestra de deslealtad institucional, que él apoyó a Rajoy con el 155 sobre Catalunya y que la derecha solo se manifestó contra él.

Pero, entonces, ¿por qué les da la razón y adelanta las elecciones generales, como le pidieron PP, Cs y Vox? ¿Por qué ha acabado convirtiendo una manifestación que fue un aparente fracaso de convocatoria en una manifiesta victoria de la derecha?

Por otro lado, Pedro Sánchez ha argumentado que los partidos independentistas catalanes solo querían hablar de la autodeterminación. ¿Realmente se cree que convocando elecciones acabará con el ‘problema catalán’? ¿Perjudica o beneficia un adelanto electoral a los partidos nacionalistas catalanes?

Nada nuevo; todo nuevo

Para Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y para el PDeCat (o Junts per Catalunya o la Crida o como acaben llamándose bajo el paraguas de Carles Puigdemont, fugado para unos y exiliado para otros en Bruselas) es, sin duda, una oportunidad. Pase lo que pase, el independentismo catalán puede dar un gran paso adelante, gracias, otra vez, a la poca habilidad política de un Gobierno de Madrid.

Si Pedro Sánchez gana las elecciones y no suma con Podemos para poder gobernar, deberá reeditar el pacto de la moción de censura con los independentistas catalanes. Es decir, volvemos a la casilla de salida, con las negociaciones con relator de por medio.

Si Pedro Sánchez gana las elecciones y no suma con Podemos para poder gobernar, podría intentar sumar al proyecto a Ciudadanos, pero eso se antoja complicado, ya que primero se debería cambiar la política de pactos en Andalucía -donde Cs está con Vox- y, además, Cs está en estos momentos más por un tripartido de derechas que no por un cambalache con la izquierda. Y a Podemos se le atragantaría demasiado juntarse con Cs. Es decir, volvemos a la casilla de salida, con las negociaciones con relator de por medio.

Si Pedro Sánchez consiguiera una muy improbable mayoría absoluta, podría gobernar obviando a los partidos independentistas que dirigen la Generalitat, pero no podría dejar de lado los problemas de los catalanes, así que, mal que le pesara, debería negociar con ERC y con PDeCat (o Junts per Catalunya o la Crida o como acaben llamándose). Porque la política de cambiar el nombre del Aeropuerto de Barcelona desde Madrid no siempre le va a funcionar… Es decir, volvemos a la casilla de salida, con las negociaciones con relator de por medio.

Si Pedro Sánchez pierde las elecciones o si solo pueden sumar las derechas y gobiernan PP, Cs y Vox, entraríamos en un escenario que se podría denominar la Nueva Vía Independentista. En un contexto de gobierno de derecha-ultraderecha que apuesta firmemente por aplicar otra vez un 155 en Catalunya desde el minuto 0 en que entren en la Moncloa, eso se traduciría en un nuevo impulso del independentismo en Catalunya. Si, además, se le suma una condena a los 12 líderes encausados en el Tribunal Supremo, la vía independentista catalana no solo ganará adeptos en Catalunya, sino cada vez más adhesiones fuera.

¿Cómo justificaría un Gobierno de derechas aplicar un 155 cuando el Govern está ejerciendo sus funciones después de unas elecciones que se celebraron, precisamente, bajo la aplicación del 155? ¿Cómo recibiría, esta vez sí, la Unión Europea y otros países del mundo una medida tan drástica como esa sin ninguna justificación aparente? ¿La chapuza de la intervención policial del 1-O no dañó ya lo suficiente la imagen de España en el exterior?… Por lo tanto, en un contexto de victoria de la derecha, de aplicación del 155 y de condenas duras a los líderes del Procés, la Casa de la República se haría, sin duda, más grande.

Puede ser que haya partidos, como PP, Cs o Vox, que ahora mismo se estén frotando las manos porque Pedro Sánchez ha cometido el error de convocar elecciones, ya que se acabará encontrando con estos posibles escenarios el día 29 de abril. Pero, en lo que nadie parece haber caído en Madrid es que, pase lo que pase, otra vez, pueden dar otro gran impulso al independentismo catalán.