Pactar con el diablo (28 de abril)


TONI AYALA (texto)

Lectura recomendada, segundo domingo de Pascua, 28 de abril. Libro del Apocalipsis (1,9-11a.12-13.17-19):

“Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra, Dios, y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: «Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.» Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: «No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde”.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha consumado el adelanto electoral y lo ha fijado para el día 28 de abril. Los españoles tendrán la Semana Santa para reflexionar sobre el Libro del Apocalipsis, porque ya se encargarán los partidos políticos de dibujar un panorama infernal en España, con enemigos inventados y fábulas de conspiraciones. Todo ello, con el juicio a los líderes del Procés de fondo.

Pedro Sánchez ha comparecido ante la opinión pública española para anunciar el adelanto electoral. Lo ha hecho aún como presidente del Gobierno, pero, en realidad, vestido de candidato socialista. Toda su intervención ha sido una mitin de pre-campaña. Ha sacado pecho de que, en 8 meses, su Ejecutivo ha aprobado 13 leyes y 25 Decretos Ley, pero no ha hecho ninguna autocrítica, claro.

No ha hablado de las dimisiones en su Gobierno en este espacio corto de tiempo, ni tampoco ha reflexionado sobre el hecho de que el principal culpable de que no se aprueben unos Presupuestos siempre es quien los ha propuesto y no ha convencido a una mayoría suficiente para sacarlos adelante.

Criticar a la derecha o ultraderecha de actuar como la derecha o ultraderecha es una obviedad sin sentido, igual que lo es criticar a los independentistas por defender sus intereses independentistas cuando hay 12 de sus líderes sentados en el banquillo de los acusados en el Tribunal Supremo bajo amenaza de penas de cárcel muy altas.

Pedro Sánchez, como Juan, también estuvo desterrado en la isla de Patmos del PSOE, cuando, en 2016, dejó su escaño de diputado en el Congreso para no desobedecer el mandato del Comité Federal, que decidió la abstención para dejar gobernar a Mariano Rajoy. Quiso seguir siendo fiel a sus ideas y, meses después, resucitó como líder socialista y presidente del Gobierno. 

La caída de Susana Díaz, tras el batacazo electoral socialista en Andalucía, también le había dado alas a Sánchez al quitarle, por fin, de en medio a una de sus rivales. Pero, qué curioso. A medida que se iba consumando el diálogo entre los partidos independentistas, que gobiernan en Catalunya, y el Gobierno de Sánchez, empezaron a salir otra vez los pesos pesados o barones del PSOE para pararle, de nuevo, los pies.

Habló Felipe González. Nada de relator, como si la figura del relator le importara, realmente, a alguien. Y Pedro Sánchez volvió a claudicar ante el aparato socialista español, el mismo que le llevó a dimitir y dejar su escaño tres años atrás. Para ellos, Pedro Sánchez iba a pactar con el diablo independentista catalán. No podía ser. Y, menos, con la ultraderecha tan lanzada en las encuestas.

Eso sí, que quede claro en la rueda de prensa que el problema de que no se hayan aprobado los Presupuestos nunca es de uno mismo, sino del otro. Este es el argumento que ha esbozado un presidente del Gobierno en pre-campaña electoral, que, por no querer pactar con el diablo, quizás no se da cuenta de que aún tiene el diablo en su propia casa.

Al PSOE le pasa lo mismo que al PSC tras la época del Tripartido de Pasqual Maragall, cuando empezó la fuga de pesos pesados de perfil más catalanista. Los socialistas catalanes pasaron una travesía del desierto, incluso superados ampliamente en el Parlament por Ciutadans. También perdieron alcaldías importantes, como Barcelona. Poco a poco se han ido asentando más, pero aún adolecen de los daños colaterales de aquella época. Y al PSOE le está pasando lo mismo. La sombra de Felipe González, de Alfonso Guerra y compañía aún es muy alargada.

En este sentido, Pedro Sánchez, ¿convoca elecciones porque no ha podido aprobar los Presupuestos o porque no puede lidiar con las tensiones internas del PSOE y, a la vez, gobernar el país sin una mayoría parlamentaria clara? ¿Qué pasará después de las elecciones? Realmente, para él, ¿cambiará mucho este escenario? Según las encuestas hechas públicas, no. Incluso existe el riesgo de que haya un tripartido de derechas que le desbanque de la Moncloa. Por lo tanto, una jugada muy arriesgada, sobre todo, cuando el diablo lo tienes y lo seguirás teniendo en casa, pase lo que pase.

Hay una película de Taylor Hackford, Pactar con el diablo, que muestra el personaje de Kevin Lomax (Keanu Reeves), un joven y brillante abogado que nunca ha perdido un caso. Vive en Florida y es feliz junto a su esposa Mary Ann (Charlize Theron). Un día, recibe la visita de un abogado de Nueva York que representa a un poderoso bufete que tiene la intención de contratarlo. Al frente de la prestigiosa empresa se encuentra John Milton (Al Pacino), un hombre carismático, que alberga planes muy oscuros con respecto a Lomax. Es el mismísimo diablo, que se mete en su casa, en su vida, que le ofrece la gloria a cambio de su alma.

En estas elecciones se va a hablar mucho, muchísimo, de los pactos post-electorales. La líder de Ciutadans en Catalunya, Inés Arrimadas, ya ha dejado claro, respecto a Vox, que “el problema no es con quién pactas, sino qué se pacta”. Ya se han puesto de acuerdo en Andalucía con Vox y PP y lo pueden volver a hacer en Madrid. Pero, ¿y si aplicamos esta frase a las negociaciones de Pedro Sánchez con los independentistas catalanes?

La falta de autocrítica de Pedro Sánchez le ha llevado a decir que lo deja porque no ha podido aprobar los Presupuestos, entre otras cosas, pero, en cambio, ha asegurado que antes de dejar la Moncloa aprobará algunas de las medidas estrella de estos Presupuestos. Por lo tanto, se demuestra que podría haber seguido gobernando si hubiera querido. Si en 8 meses ha aprobado 25 Decretos, en otros 8 puede sacar adelante otros tantos hasta los 50, si quiere.

¿De verdad se creía que, tras ganar la moción de censura a Rajoy, su periplo en el Gobierno iba a ser un camino de rosas? Pedro Sánchez ha ejecutado una DUI (Declaración Unilateral de Intereses) que le deja en la encrucijada de, esta vez sí, tener que pactar seguro con algún Diablo a partir del 29 de abril, en caso de que el resultado electoral le otorgue la opción de volver a gobernar. Si lo consigue, lo primero que debería hacer es acabar de imponer sus ideas en el PSOE -el viejo y el nuevo- porque, si no, nunca será libre para desarrollar su proyecto y salir definitivamente de la isla de Patmos.