Venezuela-Panamá (30 años después)


TONI AYALA (texto)

Hace 30 años, en 1989, el presidente de los Estados Unidos, George H. W. Bush, autorizó la operación militar denominada Causa Justa, justificando la invasión de Panamá para “proteger la vida de los ciudadanos estadounidenses, defender la democracia y los derechos humanos, detener al general Noriega por delitos de narcotráfico y respaldar el cumplimiento del Tratado Torrijos-Carter” para el estratégico canal.

Desde 1968, con el golpe de Estado del teniente coronel Omar Torrijos, Panamá había atravesado por una época muy convulsa. En plena guerra fría y con el canal como principal arma en disputa, emergió poco a poco el general Manuel Antonio Noriega, que fue Jefe de la Inteligencia Militar y se le identificaba como colaborador de la CIA.

Pero, con el paso de los años, Noriega pasó de aliado a enemigo de EEUU. Tanto es así que, el 15 de diciembre de 1989, después de que la Asamblea Legislativa otorgara poderes especiales a Noriega -designándolo Jefe del Gabinete de Guerra- se declaró el conflicto armado con Estados Unidos.

Las Fuerzas de Defensa Panameña sumaban apenas 12 000 efectivos y el país disponía de una minúscula fuerza aérea, por lo que las fuerzas estadounidenses no tuvieron mucha oposición. El operativo militar se llevó a cabo entre el 20 de diciembre de 1989 y el 31 de enero de 1990. Acabó con unos 3.000 muertos y con Noriega arrestado y condenado a 40 años de prisión.

Hoy en día, el país centroamericano se ha convertido en un paraíso fiscal, famoso por los llamados Papeles de Panamá. Por su posición geográfica, actualmente ofrece al mundo una amplia plataforma de servicios marítimos, comerciales, inmobiliarios y financieros, entre ellos la Zona Libre de Colón, la zona franca más grande del continente americano y la segunda del mundo.

No muy lejos de Panamá, Venezuela y EEUU están viviendo un nuevo pulso con otro dirigente latinoamericano, en este caso, Nicolás Maduro. Con el mundo instaurado en una nueva Guerra Fría, con Rusia y China de parte del presidente de la República Bolivariana y con Estados Unidos y la UE de parte del opositor Juan Guaidó, se está produciendo un auténtico tour de force tanto dentro como fuera de Venezuela.

Noriega se convirtió en su momento en un estorbo porque con el Canal de Panamá no se juega, puesto que, seguramente, más que para defender la democracia, la invasión de aquel país se produjo hace 30 años para defender los intereses económicos de EEUU con respecto a esta estratégica infraestructura.

Por lo que respecta a Venezuela, uno de los mayores productores de petróleo del mundo, se vuelve a querer presentar el conflicto Maduro-Guaidó como una crisis humanitaria, democrática y de derechos humanos, pero existe el peligro de que se reproduzcan en este país antiguos tics de la Guerra Fría.

La incógnita es saber si se acabará produciendo una total cubanización de Venezuela con Maduro aguantando en el poder o si acabará eclosionando algún tipo de panamización para que Guaidó acceda a la presidencia. Para ambos casos, el control y la actitud del Ejército venezolano será decisivo.