Caminos desviados


TONI AYALA (texto y foto)

La última encuesta del CEO (Centre d’Estudis d’Opinó) certifica que, lejos de disminuir, el independentismo catalán se mantiene e, incluso, sube sus expectativas de voto. Pero, no todo el bloque, sino que la Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) de Oriol Junqueras sigue ganando protagonismo a costa de la JxCat de Carles Puigdemont.

Desde los tiempos del tripartito de izquierdas (PSC, ICV, ERC), Esquerra ha sabido formar parte de gobiernos catalanes, estando presente, pero evitando sufrir el desgaste de sus socios de Govern. El último caso lo estamos viviendo con el Executiu de Quim Torra, que, si bien es una figura que ya nació tocada políticamente, tiene la poca habilidad de focalizar toda la erosión de la acción de la Generalitat. Tanto es así que recientemente una mayoría parlamentaria le ha pedido que adelante las elecciones catalanas.

El menor desgaste de ERC se debe a que normalmente sabe cómo escoger bien sus conselleries. Economía es la estrella, puesto que siempre les puede dar réditos a los republicanos. Si la cosa va bien con los números, argumentarán que es gracias a su gestión; y, si va mal, siempre está el recurso de echarle la culpa a la mala financiación de Catalunya, al control ejercido desde Madrid y, en definitiva, al Gobierno central. En ambos escenarios, están cómodos para captar voto.

Por otro lado, existe la tesis de que parece cada vez más evidente que el ‘efecto exilio en Bruselas’ de Puigdemont está perdiendo peso frente a un Oriol Junqueras enfrentado al juicio del Procés en el Tribunal Supremo. En cualquier caso, el escenario, hoy, es algo diferente del que se produjo en las últimas elecciones catalanas bajo el artículo 155.

Un cambio sustancial es que Ciudadanos, que ganó en votos los últimos comicios catalanes, ahora sería la sexta fuerza política en el Parlament, es decir, la penúltima si hiciéramos caso de la intención de voto. Según el CEO, se quedaría solo por delante del PP, que volvería a ser un partido casi testimonial en la Cambra catalana, si atendemos a la opinión expresada por los encuestados. La encuesta otorga a Cs un 6,1% y a PP, un 1,2% de intención de voto. Por el contrario, el PSC ganaría peso y sería la segunda fuerza en intención de voto, con 11,5%. Eso sí, hay un 16,9% de indecisos, que son muchos y podrían esconder voto oculto.

Este mismo esquema se repetiría con las elecciones generales del próximo 28 de abril, que también ganaría ERC, seguida del PSC, si también nos fijamos en la intención de voto. Este dato es importante en clave de la posible gobernabilidad de España.

Por un lado, si ganara las elecciones generales la coalición de derechas y ultraderecha (PP, Cs, Vox), la presidencia recaería en el bloque más testimonial en Catalunya, con lo que se vislumbraría una nueva etapa de confrontación.

Por otra parte, si el PSOE tuviera la tentación de gobernar con el apoyo de Ciudadanos, parecería una mala estrategia para solucionar por la vía negociada la crisis catalana, a raíz de la actual menor expectativa de voto de Cs en Catalunya y su discurso diametralmente enfrentado a ERC.

Por último, si el PSOE gobernara con el apoyo de los nacionalistas catalanes y Podemos, sería lógico pensar que es la ecuación que más aceptarían la mayoría de los catalanes y la que aportaría más vías de diálogo.

En cualquier caso, otra de las conclusiones del último CEO es que el discurso duro contra Catalunya ya no cuaja en el electorado catalán más españolista de la misma forma que lo hizo en diciembre de 2017 en pleno ambiente de nerviosismo, confusión e intranquilidad. Solo un 5,9% de los catalanes considera a Catalunya una región de España, mientras que un 39,7% cree que debería ser un Estado independiente y un 26,3%, seguir como una comunidad autónoma. Un 21% apuesta por una Catalunya dentro de una España federal, opción que defienden sobre todo los votantes de los Comuns.

Otro dato que arroja la encuesta del CEO es que Catalunya es más republicana (75,9%) que monárquica (12,3%) y que cerca del 80% de los catalanes apostaría por un referéndum para solucionar la crisis actual. Y es que un 64% de los catalanes cree que Catalunya ha conseguido un nivel insuficiente de autonomía.

Si juntamos estas valoraciones de los catalanes con los vientos más ultras que llegan de Madrid -utilizando en sus discursos a Catalunya para ganar votos en el resto de España como ya hicieron en las elecciones andaluzas- podemos pensar que los caminos entre esta Catalunya que dibuja la encuesta del CEO y esa España de ultraderecha se desvían y separan sociológicamente e ideológicamente cada vez más.