Amanece, que no es poco


TONI AYALA (texto)

Muchas veces, cuando ocurre una desgracia a nuestro alrededor, escuchamos la frase: “Mañana volverá a salir el sol”. Suena a ley de vida. Pero, eso no quiere decir que siempre nos consuele o que nos reconforte. Aunque sí que es cierto, al día siguiente, amanece, que no es poco.

Este “Amanece, que no es poco” está ahora en boca de todos después de que Javier Melero, el letrado penalista que defiende a Joaquim Forn -exconseller de la Generalitat y alcaldable de JxCat en las últimas elecciones de Barcelona- en la causa contra los líderes del Procés en el Tribunal Supremo, hubiera finalizado su informe de conclusiones haciendo referencia a la película Amanece que no es poco‘, de José Luis Cuerda.

En concreto, Melero apeló a lo siguiente: “Reconstruyamos una España en la que sólo nos discutamos por William Faulkner”.

En la comedia de Cuerda aparece un actor catalán, Josep Sazatornil, Saza, que interpreta a un cabo de la Guardia Civil, quien tenía asumido que el mayor problema de orden público que se podía producir en aquel pueblo estaba relacionado con William Faulkner, porque allí eran todos fans de su obra ‘Luz de agosto’ (ambientada en un pueblo del sur profundo de los Estados Unidos donde se lincha a un negro).

Melero hizo una segunda referencia a la película de Cuerda al afirmar que Paco (el operario responsable de los vídeos en el Supremo) es el único necesario “y todo el resto somos contingentes”. Y es que en Amanece, que no es poco se puede escuchar la frase: “Alcalde, todos somos contingentes. Sólo tú eres necesario”.

Es evidente que ‘Amanece, que no es poco’ nos ha dejado un reguero de frases memorables. Quizás dos de las más recordadas son estas: “Yo es que he pensado que a mí también me gustaría ser intelectual, como no tengo nada que perder”. Y, sobre todo, la escena del balcón: “-¡Buenas noches!. -¡Que quería yo hablarle de Dostoievski! -Ah, pues muy bien, encantada. Ahora mismo bajo”.

Cada uno interpretará cómo quiera las palabras de Melero en el juicio del Supremo. Parece evidente que apela a la concordia, pero tampoco hay que olvidar que, en la película de Cuerda, parece defenderse la libertad de expresión y de ideas, puesto que el problema surge cuando a un escritor argentino residente en el pueblo se le ocurre plagiar a Faulkner. Incluso hay una escena en la que se plantea la cuestión del libre albedrío.

Además, en el filme, el pueblo lleva la Democracia hasta su máxima expresión, puesto que celebran elecciones cada año para designar alcalde, cura, maestro o, incluso, decidir quién ejerce la prostitución.