El retrato de Gabo


TONI AYALA (texto y foto) / MIQUEL FUSTER (dibujo)

Barcelona ha celebrado este mes de abril un homenaje a Gabriel García Márquez, bajo el título El Rastro de Gabo en Barcelona, puesto que el Nobel de literatura residió en la capital catalana desde 1967 a 1975.

De esta iniciativa surgió la idea de dar vida, en la primavera de 2020, a un Festival Gabo de Periodismo al estilo del que acoge ya la ciudad colombiana de Medellín, organizado por la Fundación Gabriel García Márquez de Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

García Márquez llegó a afirmar que “Barcelona, por razones misteriosas, es la mejor ciudad para escribir aparte de ser, para mi gusto, la mejor del mundo”. El escritor, como muchos otros, se aclimató perfectamente a la ciudad. Incluso se empecinó en que su amigo Tísner, a quien conocía de su exilio mexicano, tradujera al catalán su gran novela Cien años de soledad, cuya versión en lengua catalana -publicada por Edhasa en 1970- es hoy una pieza de coleccionista.

En Barcelona, García Márquez escribió libros como ‘El otoño del patriarca’, donde retrata a  un dictador (no hay que olvidar que Franco vivía sus últimos años), así como relatos como ‘La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y de su abuela desalmada’ (1972) o ‘Doce cuentos peregrinos’ (1992). También en Barcelona surgió otro de sus grandes éxitos, ‘Relato de un náufrago’, publicado por Tusquets en marzo de 1970.

Pese a que, en 1975, el escritor se fue a México, siguió visitando la capital catalana con frecuencia. Sus lazos con la ciudad son indiscutibles, aunque su obra sea universal. 

Muchos estudiantes quizás no lo saben, pero una de las joyas de la biblioteca de la Facultat de Ciències de la Comunicació de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) es el libro recopilatorio de las columnas de ‘La jirafa’, que un joven García Márquez escribía en ‘El Heraldo’, bajo el seudónimo de Septimus. Es, sin duda, de lectura obligatoria para cualquier aspirante a periodista.

Si Barcelona dispusiera de un Festival Gabo, sin duda, otorgaría una dimensión aún más grandiosa al Día del Libro que se celebra cada 23 de abril. De hecho, en el Sant Jordi de 2014, en la Plaça de Catalunya, ya se organizó una actividad que resaltó la figura barcelonesa de García Márquez, mediante lo que se denominó ‘El Muro de la Palabra’.

Aquel día, el dibujante Miquel Fuster, realizó un retrato de Gabo, quien había fallecido pocos días antes en Ciudad de México. Mientras el artista realizaba su ilustración, los barceloneses podían ir dejando sus mensajes en el Muro.

Entre ellos, estuvo presente el entonces alcalde de Barcelona, Xavier Trias, quien escribió: “Por un Sant Jordi cada vez más solidario”. También pasó por allí Jaume Collboni, que este mes de mayo repetirá como alcaldable del PSC y que dejó escrito lo siguiente: “La mejor palabra para un muro el Día de Sant Jordi es ‘derrocar’. Recuperemos el grito ‘abajo las murallas’ tan propio de nuestra ciudad”.

Cuando Miquel Fuster acabó el retrato de Gabo, justo debajo, alguien escribió estas palabras de García Márquez: “Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor”.